Frida Khalo tuvo una vida marcada por el dolor físico. De niña tuvo poliomielitis y con 19 años un accidente le destrozó la columna vertebral y una pierna. Varias operaciones la obligaron a guardar cama durante largos períodos de su vida. Desarrolló un estilo intimista y onírico que algunos tratan de encasillar en Naíf y otros en Surrealismo. No es así. Ella creó un estilo propio e inimitable, en el que conjugó esas dos tendencias, ciñéndolas a su peculiar forma de pintar. Destaca su vestimenta cien por cien de mexicana autóctona, haciendo hincapié en lo precolombino. Plasma en el lienzo su amor por el pintor Diego Rivera, por los animales que la rodeaban y por la exuberante naturaleza mexicana. Destacan en su obra los autorretratos en los que refleja su sufrimiento. Logró transformar su dolor en obras arte.